Liber II Caput III: Różnice pomiędzy wersjami
(nowa strona) |
(aktualizacja) |
||
Linia 39: | Linia 39: | ||
alibi: Omnia possibilia sunt credenti, dicit Dominus, qui cum Patre et Spiritu Sancto vivit et regnat Deus per | alibi: Omnia possibilia sunt credenti, dicit Dominus, qui cum Patre et Spiritu Sancto vivit et regnat Deus per | ||
infinita secula seculorum. Amen. | infinita secula seculorum. Amen. | ||
+ | |||
+ | |||
+ | '''''Roboczy przekład tekstu na język polski''''' | ||
+ | |||
+ | MILAGRO DE SANTIAGO ESCRITO POR EL PAPA CALIXTO | ||
+ | |||
+ | En el año mil ciento ocho de la encarnación del Señor, en tierras de Francia cierto varón, como es costumbre, tomó mujer legítimamente con esperanza de descendenca. Mas habiendo vivido con ella largo tiempo, resultó fallida su esperanza por causa de sus pecados. Doliéndose hondamente de ello, porque carecía de heredero natural, determinó acudir a Santiago y de viva voz pedirle un hijo. ¿A qué más ? Sin tardanza acudió a su sepulcro. Y poniéndose allí en su presencia, llorando, vertiendo lágrimas y suplicándole de todo corazón, consiguió merecer aquello por que invocó al Apóstol de Dios. Así pues, según costumbre, regresó a su patria sano y salvo. Tras de descansar tres días y habiendo hecho oración, se caercó a su mujer. Y encinta ella de esta unión, al cumplirse los meses le dió un hijo al cual impuso lleno de alegría el nombre del Apóstol. | ||
+ | |||
+ | Luego de naber crecido éste, hacia los quince años, emprendió el camino del santo Apóstol con su padre y su madre y con varios parientes, y habiendo llegado con salud hasta los montes llamados de OCa, atacado alli de una grave enfermedad exhaló su alma. Sus padres, enloquecidos por su muerte, llenaban a manera de poseídos todo el monte y las aldeas con su clamores y alaridos. Mas la madre prorrumpiendo en mayor dolor, cual si ya hubiese perdido la razón, dirigió a Santiago estas palabras: Bienaventurado Santiago, a quien el Señor concedió tanto poder para darme un hijo, devuélvemelo ahora. Devuélvemelo, digo, porque, puedes; pues si no lo hicieres, me mataré al momento o haré que me entierren viva con él. Entonces, cuando estaban todos presentes haciendo las exequias del niño y le llevaban ya a la sepultura, por conmiseración de Dios y súplica del bienaventurado Santiago se despertó como un sueño pesado. | ||
+ | |||
+ | Ante tan gran milagro, todos los presentes alabaron a Dios alegrándose sobremanera. Entonces el niño vuelto a la vida comenzó a contar a todos de qué manera Santiago acogió en el seno o sea en el eterno descanso a su alma salida del cuerpo desde media mañana del viernes hasta media tarde del sábado y la devovli´ó a su cuerpo por orden del Señor, y levantándole del entierro por el brazo derecho le mandó que tomase en seguida el camino jacobeo con sus padres al sepulcro de Santiago. ¿ Y qué más ? Se ofreció al venerable altar de aquél por cuyos ruegos fuera creado. Esto fué realizado por el Señor y es admirable a nuestro ver. | ||
+ | |||
+ | Es cosa nueva y jamás oída que un muerto resucitase a otro muerto. San Martín, viviendo aún, y nuestro señor Jesucristo resucitaron a tres muertos; pero Santiago, muerto él, volvió a un muerto a la vida. Mas podría objetar alguien: Si nuestro Señor y San Martín leemos que a nadie resucitaron después de moriri, sino sólo antes a tres muertos, resulta, pues, que un muerto no puede resucitar a otro muerto. Pero el vivo que esto dice concluye así: Si un muerto no puede resucitar a un muerto, resulta que el bienaventurado Santiago, que resucitó a un muerto, vive ciertamente con Dios. Y así consta que antes y después de la muerte cualquier santo por don de Dios puede resucitar a un muerto. Quien cree en mí, dijo el Señor, hará las obras que yo hago y las hará mayores que éstas. Y en otra parte: todo es posible al creyente, dice el Señor, que con el Padre y el Espíritu Sano vive y reina por los infinitos siglos de los siglos. Así sea. | ||
+ | |||
Wersja z 17:38, 20 lip 2023
CAPITULUM III
Miraculum sancti lacobi a domno papa Calixto conscriptum
Anno dominice incarnacionis millesimo centesimo octavo in Gallie horis vir quidam spe pro lis, ut mos est, uxorem sibi legitime coniunxit. Cum qua longo tempore commorans, peccatis exigentibus, a spe illa frustratus est. Unde graviter dolens, quia proprio herede carebat, decrevit se beatum lacobum adire, eumque viva voce filium poscere. Quid plura? Nulla fuit mora, eiusque adiit limina. Ibique se ante eius presenciam sistens, flens, lacrimans, eumque toto corde deprecans, promereri valuit quo Dei apostolum interpellavit. Solito igitur more, completa oracione, quesita a beato lacobo licencia ad patriam incolumis remeavit. Ubi triduum quiescens facta prece accessit ad mulierem suam. Ex qua comixtione mulier eius effecta gravida, mensibus expletis, filium peperit, cui pre gaudio eiusdem apostoli nomen imposuit.
Qui postea progrediens circiter quindecimum annum, cum patre suo et matre et eum quibusdam parentibus suis, beati apostoli iter aggressus est. Qui etiam cum salute veniens usque ad montera qui vocatur Oqua, ibi, gravi morbo percussus, puer animam exalavit. De cuius morte illius parentes debacantes more arepticiorum totum nemus et villas suis ululatibus clamoribusque repleverunt. Mater tamen in maiorem prorumpens dolorem, quasi extra sensum lam posita, his. vocibus beatum lacobum allocuta est: Beate lacobe, cui tanta a Domino data potencia fuit michi filium dare, nunc mihi illum redde. Redde, inquam, quia potes: si enim non feceris, me statim interficiam, aut vivann cum eo sepeliri faciam. Interea cunctis adstantibus, et pueri funera procurantibus, atque ad sepulturam ducentibus, Dei miseracione et beati lacobi prece quasi de gravi somno excitatus est.
De quo tanto miraculo omnes adstantes nimis exultantes Deum laudaverunt. Puer vero ad vitam restitutus cunctis adstantibus enarrare cepit, qualiter beatus lacobus eius animam a corpore egressam scilicet ab hora tercia sexte ferie usque ad oram nonam sabbati in sinu suo in eterna videlicet requie refocillavit, eamque suo corpori, Domino precipiente, reddidit, et per brachium dextrum illum de funere erigens, ut tramitem lacobitanam cum parentibus suis velociter incederet, ei precepit. Et aiebat adolescens, quoniam suavius tunc sibi erat in illa celesti vita, quam nunc in ista miserrima. Denique cum parentibus suis ad beati lacobi limina profectus est. Quid plura? Cuius precibus fuit creatus, eius venerabili altario extitit oblatus. A Domino factum est istut et est mirabile in oculis nostris.
Res est nova et adhuc inaudita, quod mortuus mortuum suscitaret. Beatus Martinus adhuc vivens et Dominus noster Ihesus Christus tres mortuos suscitavit, beatus vero lacobus mortuus mortuum ad vitam reduxit. Sed dicat e contra aliquis: Si Dominus noster et beatus Martinus neminem post modem, sed ante necem tres tantum mortuos suscitasse leguntur, ergo mortuus non posse suscitare mortuum peribetur, sed vivus. Hec dicens ita concluditur: Si mortuus mortuum suscitare nequid sed vivus; igitur beatus lacobus cum Deo veraciter vivit, qui mortuum suscitavit. Itaque constat, quia et ante modem et post letum sanctus quislibet, Deo donante, mortuum potest suscitare. Qui credit, inquit Dominus, in me, opera que ego facio ipse faciet et maiora horum faciet. Et alibi: Omnia possibilia sunt credenti, dicit Dominus, qui cum Patre et Spiritu Sancto vivit et regnat Deus per infinita secula seculorum. Amen.
Roboczy przekład tekstu na język polski
MILAGRO DE SANTIAGO ESCRITO POR EL PAPA CALIXTO
En el año mil ciento ocho de la encarnación del Señor, en tierras de Francia cierto varón, como es costumbre, tomó mujer legítimamente con esperanza de descendenca. Mas habiendo vivido con ella largo tiempo, resultó fallida su esperanza por causa de sus pecados. Doliéndose hondamente de ello, porque carecía de heredero natural, determinó acudir a Santiago y de viva voz pedirle un hijo. ¿A qué más ? Sin tardanza acudió a su sepulcro. Y poniéndose allí en su presencia, llorando, vertiendo lágrimas y suplicándole de todo corazón, consiguió merecer aquello por que invocó al Apóstol de Dios. Así pues, según costumbre, regresó a su patria sano y salvo. Tras de descansar tres días y habiendo hecho oración, se caercó a su mujer. Y encinta ella de esta unión, al cumplirse los meses le dió un hijo al cual impuso lleno de alegría el nombre del Apóstol.
Luego de naber crecido éste, hacia los quince años, emprendió el camino del santo Apóstol con su padre y su madre y con varios parientes, y habiendo llegado con salud hasta los montes llamados de OCa, atacado alli de una grave enfermedad exhaló su alma. Sus padres, enloquecidos por su muerte, llenaban a manera de poseídos todo el monte y las aldeas con su clamores y alaridos. Mas la madre prorrumpiendo en mayor dolor, cual si ya hubiese perdido la razón, dirigió a Santiago estas palabras: Bienaventurado Santiago, a quien el Señor concedió tanto poder para darme un hijo, devuélvemelo ahora. Devuélvemelo, digo, porque, puedes; pues si no lo hicieres, me mataré al momento o haré que me entierren viva con él. Entonces, cuando estaban todos presentes haciendo las exequias del niño y le llevaban ya a la sepultura, por conmiseración de Dios y súplica del bienaventurado Santiago se despertó como un sueño pesado.
Ante tan gran milagro, todos los presentes alabaron a Dios alegrándose sobremanera. Entonces el niño vuelto a la vida comenzó a contar a todos de qué manera Santiago acogió en el seno o sea en el eterno descanso a su alma salida del cuerpo desde media mañana del viernes hasta media tarde del sábado y la devovli´ó a su cuerpo por orden del Señor, y levantándole del entierro por el brazo derecho le mandó que tomase en seguida el camino jacobeo con sus padres al sepulcro de Santiago. ¿ Y qué más ? Se ofreció al venerable altar de aquél por cuyos ruegos fuera creado. Esto fué realizado por el Señor y es admirable a nuestro ver.
Es cosa nueva y jamás oída que un muerto resucitase a otro muerto. San Martín, viviendo aún, y nuestro señor Jesucristo resucitaron a tres muertos; pero Santiago, muerto él, volvió a un muerto a la vida. Mas podría objetar alguien: Si nuestro Señor y San Martín leemos que a nadie resucitaron después de moriri, sino sólo antes a tres muertos, resulta, pues, que un muerto no puede resucitar a otro muerto. Pero el vivo que esto dice concluye así: Si un muerto no puede resucitar a un muerto, resulta que el bienaventurado Santiago, que resucitó a un muerto, vive ciertamente con Dios. Y así consta que antes y después de la muerte cualquier santo por don de Dios puede resucitar a un muerto. Quien cree en mí, dijo el Señor, hará las obras que yo hago y las hará mayores que éstas. Y en otra parte: todo es posible al creyente, dice el Señor, que con el Padre y el Espíritu Sano vive y reina por los infinitos siglos de los siglos. Así sea.